La lectura de la novela Los muertos resulta desconcertante al inicio. Nos hallamos en un mundo que se parece al nuestro punto por punto, pero al mismo tiempo nos resulta extraño, desfigurado por un modo de contar hecho de fogonazos narrativos que distancian al lector, que lo convierten en un espectador atrapado. La imagen es la siguiente: el espectador se halla sentado en el sofá de casa y mira cómo su hijo evoluciona por las pantallas de un juego en el que los personajes aparecen y desaparecen, son sombras de sí mismos, carecen de pasado y lo buscan por medio de adivinos, se matan sin matarse, adquieren consistencia desde la nada y se esfuman sin más, víctimas de una Pandemia que azota a toda la población… Otra imagen: el espectador se encuentra en el sofá de casa, pero esta vez no tiene a su hijo al lado, sino la televisión encendida, y disfruta de la contemplación de una serie televisiva estadounidense. De hecho, Los muertos, en la novela, es una serie de éxito planetario. Leo y veo escenas de la serie, personajes que han venido a parar a ésta desde otras series de culto. La novela es compleja. La novela se adentra en territorios creo que inexplorados. Hace algún tiempo, con un amigo profesor universitario, hablábamos del futuro de la novela. Desde mi perspectiva de lector, que no es ni mucho menos la misma que la de un crítico, aunque en ocasiones me dé el ramalazo de pretender emularlos, le decía que un escritor que consiguiera reunir en una de sus obras toda la complejidad del mundo contemporáneo, sería el escritor que lograría desmarcarse, crear escuela. Pienso que Jorge Carrión lo pretende en la suya, y que sale bien parado del intento. En ese sentido se sitúa en la estela de esos escritores precisamente estadounidenses que estos últimos lustros han hecho de su literatura un espejo de la realidad múltiple y deformante: Don Delillo, por ejemplo, o Thomas Pynchon. Carrión bebe también, desde luego, de las tramas complejas y fascinantes de Los Soprano, de The Wire, de Lost… artilugios narrativos que han revolucionado la manera de contar y mirar, que han creado asimismo un nuevo tipo de espectador que se involucra en lo que ve por medio de las redes sociales y que pretende, incluso, ejercer de juez y parte en las decisiones que toman los guionistas. (Hoy mismo, por ejemplo, leo un artículo en el que se dice que los seguidores de Flash Forward no están de acuerdo con el final de la primera temporada de la serie y pretenden manifestar su descontento haciendo una parada de 2 minutos y 17 segundos, que es lo que dura el desmayo que sufren los 6.000 millones de habitantes del planeta Tierra). La novela se divide en dos partes o temporadas. A la finalización de la Primera, hay unas páginas que son Reacciones, a partir de la serie, de una especialista en la materia que nos ofrece claves para entender qué estamos leyendo-viendo. Finalizada la Segunda, un apéndice recoge el artículo de dos profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona, que analizan ambas temporadas bajo el título de Nuevas teleseries estadounidenses de culto. Tanto las Reacciones como el Apéndice posibilitan que el lector de la novela entienda de qué va este juego fascinante creado por Jorge Carrión, y también que el espectador que somos una vez empezamos a leer, halle referencias que aclaran pasajes, maneras de comportarse, sorpresas de un guión complejo que acaso no necesite explicación, pero que da para una tesis universitaria si se diese el caso. De hecho, algunas universidades americanas están utilizando episodios de las series mencionadas más arriba para dar sus clases de filosofía, de historia, de ética, incluso de literatura. Porque, al igual que Los muertos, poseen la virtud de, con un lenguaje fílmico-literario, hacer llegar a una población millonaria cuestiones que nos incumben muy de cerca, aunque hasta hace muy poco su difusión estuviese limitada a lugares sagrados, los del saber y los del alma. Invito, pues, a leer esta obra sin complejos, abiertos a nuevas posibilidades de decir, y dejarse llevar por ella, advertidos de que, desde el instante en que aparece el primer Nuevo en posición fetal, nos corporeizamos en seguidores de la serie de mayor éxito después de Lost.
Bienvenido. (Los Muertos 1 de 4) from Sergio Espín aka 3eses on Vimeo.
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