jueves, 11 de noviembre de 2010

Las mil noches y una noche


Los genios pueden llegar a ser muy crédulos. Y lo son porque forman parte de historias que cualquiera podría no creer. Cuando un genio se enfada su instinto le dice que debe matar al causante de su enojo. En este caso, el autor de dicho agravio es un mercader que, al lanzar los huesos de unos dátiles que ha estado comiendo, mata con ellos al hijo de un genio en concreto. El mercader, antes de someterse a su furia, le pide a éste que le deje despedirse de su familia, a lo que el genio accede. Cuando el mercader regresa al punto donde han concertado la cita para dar cumplida cuenta de su muerte, se presentan tres jeques, cada uno con su propia historia. Al aparecer el genio, le proponen contársela a cambio de un tercio de la sangre del mercader por historia, en un intento tan lícito como cualquier otro por salvar la vida del prójimo. El genio los escucha embelesado. Finalizado cada cuento, cumple su parte del trato, y no mata a quien tenía la muerte por segura, de tal modo que quien cuenta la historia del mercader y el genio, y de cada uno de los jeques, salva a su vez su vida y la posterga otra noche, así hasta un número de 1001. Pues no es otro el valor que tienen en esta obra los cuentos que Sherezade narra: el de moneda con la que va pagando un día más de vida, una oportunidad más de concluir una historia que el rey escucha cautivado, cual genio crédulo, pero con suficiente autoridad como para disponer a su antojo de la vida de sus súbditos. La literatura como arma de supervivencia. Una muchacha, solo por serlo, deberá recurrir a su ingenio y a su maestría para la narración, para de este modo aplazar una muerte que sabe sucederá. Su virginidad ya la ha perdido la primera noche junto al rey Schahriar, empeñado en no volverse a casar con ninguna mujer luego de haber sido traicionado por la suya. He aquí el planteamiento inicial de una obra descomunal, una recopilación de historias que tienen como fuente la tradición oriental de origen persa, y que llega a Europa, de manera completa, en el siglo XIX, admirando a autores como Stevenson. Obra cruel, sensual, que rebosa fantasía, y de la que uno, como lector, queda atrapado irremediablemente: red de palabras que se van hilando porque, simplemente, una muchacha desea seguir viva.

005-Costa de Silicia-Syria, the Holy Land, Asia Minor, etc 1840- Bartlett W. H

013-Rio Barrada-Syria, the Holy Land, Asia Minor, etc 1840- Bartlett W. H

2 comentarios:

  1. Lo cierto es que el cuento que engloba todos esos cuentos es la fábula literaria por excelencia, esa necesidad de imaginar y contar que tenemos los humanos (en este caso con la intención de salvar la vida o como bien expresas la literatura como arma de supervivencia). La historia de los avatares de este libro y su introducción en Europa está muy bien relatada por Juan Vernet como introducción a su canónica traducción. Pero a mí además me gusta completarla con las palabras de Borges, quien tanto admirara esta obra.
    Por cierto, excelentes las "Nuevas mil y una noches de Stevenson".
    Muy bien traido, Juan Manuel, este clásico imperecedero. Un abrazo.

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  2. No conozco las mil noches de Stevenson. Una lectura más pendiente. Yo poseo la edición de J. C. Mardrus traducida por Blasco Ibáñez. Dos mamotretos de los que uno no debería privarse en caso de necesidad. Confieso que no he leído la introducción por el ansia de empezar cuanto antes la lectura del libro en sí. Una lectura que, como con los cuentos de Maupassant, se irá haciendo a ratos, al albur de otras lecturas igual de necesarias.

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