jueves, 15 de julio de 2010

Cultivos


Cultivos es un libro que debe leerse como mínimo dos veces; o bien, una vez leído, espigar aquí y allá algunos fragmentos. No implica esto que sea un libro difícil. Cultivos es una obra sencilla que pide que hociquemos en sus palabras porque ocultan la verdad de una vida, de muchas vidas arrimadas a aquélla. La voz narradora es la del propio autor, y de lo que habla es de él mismo, de su obra, de su familia, de su tierra extremeña. Cultivos son los frutos que se van nutriendo de la experiencia y la lectura, de la vida y la muerte, que crecen conforme el resto se achica y se hace viejo. Me gusta mucho este modo de decir sereno. No hay extravagancias retóricas. Oímos hablar, oímos un borboteo sobrio de literatura que es grande porque al mismo tiempo es pequeña. Y sin embargo Cultivos es un libro que debe leerse como mínimo dos veces. Porque tras esa prosa urdida sobre lo oral hay una sustancia nutricia que es abono para la mente y el alma. Dicen que determinadas películas y libros logran que la vida de quienes se acercan a unos y otras no sea la misma cuando empezaron que al acabar de leerlos o verlas. Me temo que con Cultivos me ha pasado esto mismo. Deseo, en cualquier caso, que sea para bien.

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