viernes, 24 de diciembre de 2010

Estrella distante


Me había resistido a leer a Roberto Bolaño. El hecho de que la obra de un escritor determinado consiga éxito de ventas, de que un pintor alcance fama improvisada, o de que una película logre la repercusión que no tuvo en su estreno, me llevan a pensar que todo ello responde a unos intereses ocultos que van más allá de la calidad que pueda o no tener la creación ensalzada, originando en mí una reacción diría que alérgica o sospechosa que en ocasiones me ha impedido disfrutar antes de lo que al fin ha resultado ser un excelente objeto artístico. El caso de Bolaño es representativo. Su novela 2666 ha conseguido en EEUU un éxito insospechado para un obra que no ha sido escrita en inglés. En el ámbito hispano ya lo tuvo. No es la única del autor, sin embargo, que ha gozado de la alabanza de los críticos: Los detectives salvajes es considerada una obra excepcional. No he leído ninguna de ellas. Lo intenté con la segunda, pero confieso que me rendí a mitad de trayecto. Con todo, el fenómeno Bolaño sigue presente desde hace lustros, con altibajos que no dependen tanto de las reediciones que se hacen de sus novelas, como de las críticas gozosas que escriben de ellas conforme se conocen en otros países distintos a los que tienen el castellano como lengua.
Mi interés renació tras ver un documental en Televisión Española que, bajo el rótulo Imprescindibles, emitió hace pocas semanas. En dicho documental se hace un repaso a la vida del novelista, nada fácil, y se da la palabra a personas que lo conocieron. Entre ellas están sus editores, pero también intervienen gente vecina suya y tenderos de Blanes, ciudad en la que acabó viviendo tras pasar una temporada en Barcelona, en un piso próximo a las Ramblas. Descubrí que fue un tipo entregado absolutamente a la literatura, que para sobrevivir no dudó en aceptar cualquier trabajo que le proporcionase el dinero con que mantenerse en pie día tras día, que entre sus amistades incluyó drogadictos y sintencho, y eso me lo hizo simpático. Luego, hablando con personas que sí lo han leído, llegué a la conclusión de que acaso había llegado el momento de enfrentarme de nuevo a un modo de narrar que, por la experiencia pasada, sabía que me iba a resultar tal vez farragoso, pero que debía procurar el acercamiento, a sabiendas de que si conseguía romper el velo era posible que descubriese un tesoro que había estado siempre a mi alcance.
Decidí intentarlo con una novela breve: Estrella distante. Aborda la historia de Carlos Wieder, un poeta entre cuyas maneras de crear literatura está la de escribir poemas en el cielo pilotando un avión. No es ésta, con todo, su singularidad más llamativa; Carlos Wieder, además de poeta, es un asesino en serie, un personaje que se adapta al medio y se aprovecha de él para cometer sus homicidios con absoluta impunidad. Quien nos narra la historia es el alter ego de Roberto Bolaño. Como él, se ha visto obligado a huir de Chile y a vivir, como inmigrante, en Barcelona, que es donde escribe lo ocurrido desde que conociera, cuando él mismo formaba parte de un grupo de jóvenes poetas, al tal Carlos Wieder, pero con otro nombre. Han pasado varios años. El narrador sigue obsesionado con la figura informe, camaleónica de aquél al que algunos consideran muerto. Lo que no sospecha es que Wieder se halla más cerca de lo que sospecha, y que su carrera delictiva la ha seguido ejerciendo ininterrumpidamente al tiempo que experimentaba nuevos modos de hacer poesía.
La historia, como se ve, se aleja de aquellas a las que un lector común está acostumbrado, no solo por su trama, también porque Bolaño no sigue una línea argumental académica; dedica, además, capítulos en los que la referencia a Carlos Wieder es indirecta, y otros en los que su presencia es absoluta y desazonante. Consigue con ello ofrecer una imagen verosímil, casi veraz de un tipo que con toda probabilidad debió existir con otra fisonomía y otros gustos en el Chile de la dictadura, asesino exento de responsabilidades, capaz, sin embargo, de generar un cierto grado de encandilamiento entre sus posibles víctimas. Roberto Bolaño, pues, me ha seducido esta vez, y lo ha hecho con una obra de las primeras, lejos de la pregonada maestría que parecen contener las más extensas, a las que tal vez me enfrente algún día, esta vez sí, mejor dispuesto.

2 comentarios:

  1. Pues me pas algo parecido con Bolaño. Me lo encontraba en todas las librerías que visitaba buscando cosas en Nueva York, al lado de "The Shadow of the wind" y "The Captain alatriste". Y yo más mosqueado que un pavo en un garage. Y me metía en blogs de lectores británicos y alli aparecía "Me voy a recluir con un libro de Bolaño" y yo más coraje le cogía al autor. Pero hace poco lei una entrada en otro blog acerca de "Los detectives salvajes" y me decidi a probar. No me he atrevido con 2666 o Los detectives. He empezado comprando dos volúmenes más breves "Una novelita lumpén" y "la pista de hielo". Ahi las tengo en lista de espera. Me apetece. Gracias por la recomendacion del video. Voy a verlo,a ver si a mi tambien me anima.

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  2. Seguro que sí. Tengo un compañero de trabajo que conoció a Bolaño y asegura que era un tipo peculiar, pero eso sí, un letraherido sin remedio. A mí esta novela que he comentado ha conseguido quitarme la espina y, sinceramente, me ha abierto el apetito para poder hincar el diente a otras obras suyas.

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